"La  pintura no necesita ni tema ni motivo", decía Delacroix, porque el tema de la pintura es la alma del artista y nada mas.

Felix de Azua
¿A qué responde el hecho de que un motivo determinado ocupe frecuente y de mode persistente la fantasía del artista y determine su trabajo, y máxime como en la obra de Helma Michiels, cuando es el autorretrato el que aparece de tal modo en primer termino captando de forma figurativa la personalidad de la artista?
Por tal preocupación por el propio yo existe una antigua tradición: Durero se representa sin ninguna idealización alegórica ni corrección cosmética del cuerpo sino desnudo como un ser sexual. El artista desnudo se exhibe conjurando los demonios eróticos para así satisfacer imaginariamente los deseos reales.
Pieza esencial en el proceso de creación del autorretrato de la artista es el espejo, en cuanto a lo que se refiere a las posibilidades figurativas: mediante poses y gestos se tensa la relación entre el yo real y el yo enajenado en el cuadro, que se convierte en testimonio de la despersonalización, en lugar de servir para asegurarse y cerciorarse de la propia persona. La figura pintada se convierte en el espejo auténtico del alma y muestra los rasgos que no presenta el original viviente: la búsqueda del otro yo. El conjunto de poses que despliega ante el espejo desarolla progresivamente una dinámica propia enajenadora que se corresponde con una forma en el medio del dibujo y la pintura y que se aparta de un modelo naturalista.
"Painting does not require any theme or motive" said Delacroix, because the theme of painting is the soul of the artist and that is all.

Felix de Azua
Obviamente el cuerpo desnudo se convierte en la forma expresiva mas consecuente de su autorretrato. El abandono y el aislamiento del yo representado por el propio cuerpo, se corresponde con una supresión radical a toda alusión espacial, neutralizando habitualmente el "fondo" mediante superficies monocromas o masas de color que bloquean la figura y que logran que su cuerpo se muestre inestable y los movimientos parezcan erupciones o sacudidas nerviosas.
El contorno irregular y sinuoso de sus figuras, cuya aparición resulta todavía mas expresiva en contraposición a la superficie neutra, permite que alejando la representación del aspecto natural de la imagen del espejo, aparezcan sobre la superficie del cuerpo rasgos expresivos en forma de llamativas señales cromáticas confrontadas de forma brusca, reduciendo el cuerpo a un torso: mutilándolo, como si de una figura ritual se tratase. El cuerpo casi nunca aparecerá relajado: se arqueará con poses acrobáticas y se exhibirá, lo que quiere decir que se expondrá y se ofrecerá.
La artista ha alcanzado un estilo representativo extremo que de modo inquietante priva al espectador de distancia: una configuración artística de las posibilidades expresivas, que solo mediante disciplina y el control del canon tradicional, puede ampliar experimentalmente la fisonomía y llevarla hasta los límites de lo grotesco y patológico, y que nos permite verla bajo cualquier punto de vista como el modo de expresión mas elevado.

Es la obra de Helma Michiels una obra cuyos intereses están dominados por la expresión para descubrir en las figuras la pasión en sentido originario o en sus propias palabras "virgin and venus in one woman".

HELMA MICHIELS: EL AUTORRETRATO Y EL ESPEJO
Por Eduardo Alvarado
oil on canvas, 146 x 114 cm, 2006, collection Peijnenburg