Obviamente el cuerpo desnudo se convierte en la forma expresiva mas consecuente de su autorretrato. El abandono y el aislamiento del yo representado por el propio cuerpo, se corresponde con una supresión radical a toda alusión espacial, neutralizando habitualmente el "fondo" mediante superficies monocromas o masas de color que bloquean la figura y que logran que su cuerpo se muestre inestable y los movimientos parezcan erupciones o sacudidas nerviosas.
El contorno irregular y sinuoso de sus figuras, cuya aparición resulta todavía mas expresiva en contraposición a la superficie neutra, permite que alejando la representación del aspecto natural de la imagen del espejo, aparezcan sobre la superficie del cuerpo rasgos expresivos en forma de llamativas señales cromáticas confrontadas de forma brusca, reduciendo el cuerpo a un torso: mutilándolo, como si de una figura ritual se tratase. El cuerpo casi nunca aparecerá relajado: se arqueará con poses acrobáticas y se exhibirá, lo que quiere decir que se expondrá y se ofrecerá.